La hermana dijo al hermano, “Yo creo que hay
vida después del nacimiento.”
Su hermano protestó apasionadamente. “No, no, no
hay nada más que esto. Este lugar es un lugar muy cómodo y oscuro, y no tenemos
nada más que hacer que sólo sostenernos por el cordón que nos
alimenta.”
La niña insistió, “Tiene que haber algo más que
este lugar oscuro. Tiene que haber algo más, un lugar con luz donde hay libertad
para movernos.” Todavía no podía convencer a su hermano gemelo.
Después de un momento de silencio, la hermana
dijo, “Tengo algo más que decir y no creo que vayas a creerlo tampoco, pero creo
que hay una madre.”
Su hermano se enfureció. “¡Una madre!” él gritó.
“¿De qué estás hablando? Nunca he visto a una madre y tampoco tú. ¿Quién puso
esa idea en tu mente? Como te dije, este lugar es todo lo que tenemos. ¿Por qué
siempre quieres más? Además, este lugar no está tan mal. Tenemos todo lo que
necesitamos, entonces estemos contentos.”
La hermana se abrumó con la respuesta de su
hermano y por buen rato no se atrevía a decir nada. Pero no podía dejar sus
pensamientos, y como sólo tenía a su hermano gemelo con quién hablar, por fin
dijo, “¿No te sientes los apretones de vez en cuando? Son muy incómodos y aun a
veces dolorosos.”
“Sí,” él respondió. “¿Qué hay de especial en
esto?”
“Bueno,” la hermana dijo, “Yo pienso que estos
apretones están allí para alistarnos para un mejor lugar, mucho más bello que
este, donde vamos a ver a nuestra madre cara a cara. ¿No crees que eso es
emocionante?”
El hermano no respondió. Estaba harto de las
tonterías de su hermana y se sentía que la mejor cosa fue sencillamente
ignorarla y esperar que le dejara en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario