2012-10-11

La Iglesia guipuzcoana trabaja para hacer frente a la crisis espiritual de la sociedad


La Iglesia guipuzcoana trabaja para hacer frente a la crisis espiritual de la sociedad

 

Desde hace un año, varios grupos de trabajo estudian la forma de acercarse a los jóvenes
Religiosos y seglares creen que es necesaria una actualización del Evangelio para adecuarse a las necesidades de hoy

La crisis espiritual en la que está sumido Occidente ha llegado ya hasta Roma, donde, a lo largo de este mes, el Vaticano está siendo testigo de un sínodo dedicado a la nueva evangelización. Desde el lunes y hasta el próximo día 28, esta asamblea de obispos -de los cuales cuatro son españoles- se reunirá para abordar la cada vez más evidente separación entre Iglesia y sociedad y determinar las medidas a tomar al respecto. "Con el relativismo e individualismo actuales, es necesario que la Iglesia desarrolle nuevos lenguajes y nuevos métodos para llevar a Jesucristo al hombre actual", indica en este sentido el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla.

En este año en el que se cumple el 50º aniversario de la celebración del Concilio Vaticano II y que ha sido designado por la Iglesia como el año de la fe, no solo en Roma, también en Gipuzkoa, los estamentos eclesiales reflexionan y debaten sobre el camino a recorrer para acercar la fe a una sociedad que, aparentemente, ha dejado de creer.
"Es evidente que en estos momentos en Gipuzkoa estamos viviendo un momento difícil para la Iglesia", reconoce Felix Garitano, párroco de la iglesia donostiarra de San Vicente, aunque matiza: "Difícil no significa malo. Puede que esta crisis nos sirva para purificarnos".
Nadie pasa por alto el acusado descenso de las vocaciones religiosas, o la falta de sintonía de gran parte de la sociedad con el mensaje de la Iglesia. Sin embargo, todavía no es momento de perder la esperanza. Según apunta la catequista Maribel Ceberio, "la crisis espiritual es clara, pero hay momentos puntuales en la vida en las que las personas vuelven a la Iglesia".
El momento de contraer matrimonio o la decisión de tener hijos propicia que todavía muchas parejas jóvenes recurran a la religión. "Nos encontramos a parejas que quieren transmitir a sus hijos la vivencia de fe que tienen pero no saben muy bien cómo hacerlo porque ni siquiera saben bien qué sienten", explica la catequista.
Por ello, porque sigue existiendo una inquietud espiritual en la sociedad, desde Gipuzkoa se han comenzado a organizar grupos de trabajo para estudiar cuál es la verdadera situación de fe que vive la sociedad y cómo hacerle frente.
"Se está llevando a cabo una reflexión entre sacerdotes, religiosos y religiosas y seglares, que se inició ya el año pasado. Se está estudiando cuál es la situación social, cultural y religiosa en Gipuzkoa a través de varios grupos de discusión", explica Xabier Andonegi, director del Instituto de Ciencias Religiosas de Pío XII. Pero no es un estudio sencillo de elaborar. "Es un proceso lento, que requiere de mucho trabajo. Hasta ahora no hemos tenido mucho tiempo para desarrollarlo pero, a partir de ahora, va a coger marcha, fuerza y seriedad", asevera Andonegi.
distanciamiento Antes de buscar soluciones, conviene diagnosticar las causas por las que se ha producido esta profunda separación entre población e Iglesia. En este sentido, Garitano apunta tres motivos: el cambio "de eje" que está viviendo la sociedad, la división interna existente dentro de la propia Iglesia, y el envejecimiento de los presbíteros y responsables eclesiales.
"Hemos llegado a un punto en el que la Iglesia no ha sabido situarse en el momento actual en el que se encuentra la sociedad, lo que ha producido que muchas generaciones nacidas de 20 años a esta parte, estén haciendo su vida al margen de la Iglesia", indica Garitano. "No es que haya agresividad hacia la Iglesia, es que simplemente pasan", insiste.
El envejecimiento de los miembros eclesiales tampoco ayuda a conectar con la población. "No podemos olvidarnos de que la edad media de los curas en Gipuzkoa es de 75 años", apunta Andonegi. "Con estas edades uno se dedica a hacer lo que sabe con la mayor dignidad posible, pero es un gran problema porque la lucha por conectar con la gente nos ha pillado muy mayores. Sí que existen proyectos pero nos encontramos con un clero muy gastado e incluso, diría que desanimado", completa Garitano. "No hay fuerza para luchar y tampoco creatividad ni preparación", lamenta el párroco.
Pero no acaban aquí todos los males de la Iglesia, y es que las disputas internas, las luchas de poder y los mensajes enfrentados, no ayudan a lavar una imagen ya de por sí muy dañada.
"Hay tratamientos totalmente diferentes. Dos parámetros teológicos y pastorales distintos", manifiesta Garitano.
Estos desencuentros han provocado fuertes tensiones internas que han ido deteriorando su imagen pública. "Estamos al servicio de la sociedad y por ello, intentamos transmitir la fe en el lenguaje actual, con lo que relativizamos expresiones, vestimentas, gestos... Lo que nos interesa es aportar a la sociedad la savia de Jesús de Nazaret", describe el párroco.
A esto hay que añadir la imagen pública que se proyecta de esta institución, algo que sus miembros tampoco pasan por alto. "Los jóvenes ven la Iglesia como una cosa de viejos que está en contra de todo: el sexo, las relaciones prematrimoniales... Además, la Iglesia ha estado ligada a temas controvertidos como la pederastia y la homosexualidad y encima, está todo el tema de las riquezas del Vaticano. Esta es una imagen que nos hace mucho daño, porque la Iglesia aparece siempre como el enemigo", asegura Andonegi.
Para evitar estas cuestiones, Ceberio considera que la institución debe abrirse al mundo actual. "Tiene que empezar por democratizarse, es decir, que permita que todos los que nos sintamos parte del pueblo de Dios podamos participar en las decisiones importantes, sea en el nivel que sea", apunta la catequista. Además, ve fundamental que se introduzca a la mujer "con todo su peso" dentro del estamento eclesial, al igual que ha pasado "en el resto de los ámbitos sociales".
Por otra parte, destacar el ámbito más social de la institución también ayudaría a acercarla a la sociedad. "El aspecto social está muy bien valorado y hay que dar a conocer esa misión porque, en última instancia, la Iglesia está en el mundo para hacer un servicio social y caritativo. Ese es el gran servicio que debe dar a la sociedad", apunta Andonegi.
Año de la fe Con motivo de la celebración del Año de la fe, en Gipuzkoa se han organizado una serie de actos para invitar a la sociedad a "participar de la fe", explicó ayer el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla. Estos actos darán comienzo este domingo con una misa en la catedral del Buen Pastor.
Asimismo el prelado ha publicado el libro Creo pero aumenta mi fe, en el que da respuesta a las grandes preguntas que la sociedad actual se hace a cerca de la Iglesia.

Noticias de Gipuzkoa

No hay comentarios:

Publicar un comentario